Las conclusiones a las que Thomson llegó fueron las siguientes:


A las partículas de los rayos catódicos
Thomson las llamó electrones (nombre propuesto por en 1874 por J. Stoney),
palabra de origen griego que significa “ámbar” en referencia a que el primer
experimento electromagnético realizado en el mundo tuvo lugar en la antigüedad
en la ciudad de Magnesia, donde se utilizaron dos trozos de ámbar gris.
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