Las conclusiones a las que Thomson llegó fueron las siguientes:
Las partículas de
los rayos catódicos poseen carga negativa, ya que son atraídas hacía la parte
positiva del campo eléctrico además son partículas fundamentales que se
encuentran en todos los átomos.
Las partículas de
los rayos catódicos tienen una masa muy pequeñísima (la cual no pudo
determinar)
A las partículas de los rayos catódicos
Thomson las llamó electrones (nombre propuesto por en 1874 por J. Stoney),
palabra de origen griego que significa “ámbar” en referencia a que el primer
experimento electromagnético realizado en el mundo tuvo lugar en la antigüedad
en la ciudad de Magnesia, donde se utilizaron dos trozos de ámbar gris.
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